“Por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo.”
.
Juan 5:5-7
.
“Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación.” Efesios 4:4
.
LA UNIDAD FUNDAMENTAL DE LA IGLESIA
.
¿Podemos hablar realmente de la unidad de la Iglesia? Exteriormente no vemos una sola iglesia, sino muchas iglesias, muchas congregaciones que tienen interés en diferenciarse unas de otras... ¡Qué triste espectáculo!
Pero existe la realidad espiritual que sólo Dios conoce perfectamente. Su Palabra nos declara que la Iglesia es fundamentalmente un solo cuerpo, formado por todos los verdaderos creyentes, en quienes habita el mismo Espíritu, y que van hacia un mismo futuro.
Un solo cuerpo. No se trata de diversos movimientos religiosos, ni de inscripciones en un registro de una iglesia, sino de un organismo vivo, un cuerpo animado por la vida de Cristo y que se halla en todo lugar donde esta vida existe. ¡Que nuestros afectos y oraciones sean por toda la Iglesia!
Un solo Espíritu. No se trata de formas de actuar independientes, ni de costumbres culturales, sino de un sólo Espíritu proveniente de Dios para unir a los creyentes, fortalecerlos y dirigirlos. ¡Evitemos negar mediante nuestro comportamiento esta unidad establecida por el mismo Espíritu Santo!
Una sola esperanza. Tampoco se trata de opiniones divergentes, sino de un mismo futuro maravilloso. Por variadas que sean las ocupaciones en nuestra vida en la tierra, todos tenemos el mismo destino: la casa del Padre, donde todos estaremos reunidos en torno a Jesús, nuestro Salvador. ¡Entonces se cumplirá la unidad de la Iglesia en toda su perfección!
¡Qué gozo ver al fin a Jesús y adorarlo todos juntos!
Lectura: 2 Reyes 18 - Efesios 6 - Salmo 72:1-11 - Proverbios 17:17-18